El otro día leí un dato muy curioso sobre las charlas TED que me puede servir para que te apetezca mucho comprar mi suscripción.
Si bajo ningún concepto tienes pensado sacar la tarjeta, pero bajo ninguno ninguno, es mejor que dejes de leer ahora.
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Mi datáfono y yo nos alegramos de seguir con opciones.
El dato que leí decía que en las charlas TED más vistas el 25% de la información se cuenta con datos y el 65% con historias.
Me pareció exagerado, pero como soy un tipo curioso con una predisposición natural a perder el tiempo, me fui a comprobarlo.
(También saqué la calculadora del móvil y vi que faltaba un 10%)
Eso sí, como mi rigor científico es nulo y la paternidad múltiple limita esa propensión innata a la improductividad solo lo hice con la primera.
La charla TED más vista de la historia es de Ken Robinson, se titula Do shools kill creativity? y solo en la web se ha visto setenta millones de veces.
Tras analizarla el dato casi se me quedó corto.
(Y ya sé que es el otro 10%).
Atención:
En los diecinueve minutos que dura la charla Ken Robinson utiliza cinco historias que le ocupan sobre un 45% del tiempo, añadiéndole pausas y otras anécdotas menores se va a cerca de un 55% del tiempo.
Iba a por eso, pero algo me llamó más la atención.
No solo combina con maestría historias y datos, sino que el tipo es un cachondo y se pasa la charla diciendo chorradas.
Por ejemplo, en el minuto 6 estira durante más de un minuto una broma sobre cómo sería Shakespeare con siete años.
Con muchas de las historias inspira y hace reír a partes iguales. Como con la de la niña que estaba haciendo un dibujo cuando el profesor le preguntó.
—¿Qué estás dibujando?
—Estoy dibujando a Dios. —respondió ella.
—Pero si nadie sabe cómo es Dios. —le dijo el listillo del profesor.
—Lo sabrán enseguida.
Robinson tiene las ideas tan claras y es capaz de sintetizarlas de tal manera que se permite el lujo de pasarse media charla haciendo el monguer.
Así, combinando historias con humor consigue imantar la atención del público y que las ideas importantes, el tema principal de la charla, penetren en su cabeza.
La gente está tan volcada que rompe a aplaudir varias veces, incluso sin venir muy a cuento, y siempre sucede tras una sucesión de historia-risas-idea.
La gran clave de su éxito como orador está en que al contar las ideas tan claras puede permitirse “perder” el tiempo con coñas, al mismo tiempo esas coñas enganchan la atención y hacen que las ideas calen.
Si a ello les sumas un uso exquisito de las historias tienes una charla que millones de personas no puedes dejar de ver.
Sin powerpoint y sin moverse un centímetro sobre el escenario.
Los emails de la suscripción de la que te hablé al principio buscan esos mismos principios.
No hay diapositivas, no hay gifs, no hay logos, solo historias e ideas a las que dedico muchas horas para sintetizarlas. Eso me permite hacer mucho el monguer.
Que lo mismo a ti no te hago gracia, vete tú a saber, pero tampoco ese es el objetivo.
El objetivo es alimentar tu inquietud intelectual, convertir información relevante en entretenimiento.
Además, también aprenderás a contar historias.
Todo ello, en suministro ininterrumpido durante seis meses, por 120€ IVA incluido.
Ideas y risas sin garantías
P.D. Ayer te conté que un lector (gratis) había puesto en Twitter que había dejado de leer estos emails para no sentir la tentación de pedir un préstamo.
El préstamo no lo pide, pero es un tío honesto.

Malditas historias y malditas ideas.
Para aprender a contarlas y seis meses de alimento intelectual.
Gente Invencible
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