|
|
Hace un par de semanas te conté
cómo perdí la virginidad invirtiendo.
La verdad es que no fue una experiencia agradable. Desde luego, no fue ni tan “especial” ni tan “mágica” como se espera de una primera vez.
Pasa con todas las virginidades, tú sabes.
En cualquier caso, perder algunos miles de euros me sirvió para
confirmar mi teoría de que el dinero fácil es un cuento de hadas.
Sin esfuerzo y sin usar el cerebro, es imposible hacerse rico.
💀 De trader iluminado a forense financiero
Tras algunas malas experiencias con el trading, las criptomonedas y las startups, entré en mi particular Fase 2 como inversor, en la que me aproximé a la bolsa de una forma más racional.
El blog de Antonio Rico y la web y los libros de Gregorio Hernández me ayudaron a poner el foco en la inversión directa en acciones.
Al principio fueron pequeños experimentos comprando acciones de empresas “sólidas”, como se suele decir. Mentalidad a largo plazo. Buy and hold. Todo eso.
Por proximidad (y porque lo leí en un foro de “expertos”), elegí dos empresas españolas a las que todo el mundo auguraba un futuro exitoso: Telefónica y Santander.
(Risas enlatadas)
El problema era, como te dije en el otro email, que mi mentalidad es analitica y, por tanto, necesito entender en todo momento lo que estoy haciendo.
Comprar acciones porque alguien las recomienda o porque todo hace pensar que a esas empresas les irá bien en el futuro, no me parecía inteligente. Era algo con lo que no me sentía cómodo.
Yo necesitaba hacerle la autopsia al bicho y ver qué había en sus entrañas. Así que, como buen aprendiz de forense, comencé a autopsiar empresas.
Ahí me di cuenta de que para conocer en profundidad la situación financiera de una empresa había que echarle muchas horas.
Muchas, muchas, muchas horas.
Pero en aquella época yo aún no tenía hijos y si algo me sobraba
era tiempo. (Igualito que ahora con dos críos…)
Total, que allí estaba yo, sin tener ni puta idea, haciendo números, calculando ratios y decidiendo qué empresas multinacionales iban a tener futuro y cuáles no. Vamos, lo que hace medio Twitter hoy en día.
Con el paso del tiempo acabé centrándome en las empresas que repartían dividendos porque me proporcionaban una “paga” anual:
Yo hacía mi trabajo analizando empresas, las empresas hacían su trabajo generando beneficios y de forma periódica a mí me entraban “ingresos pasivos”.
Esos ingresos me permitían ponerle nota a mi esfuerzo y ver cómo de cerca estaba de “hacerme rico”. Parecía un plan sin fisuras…
Pero había fisuras.
|
|
|
|
📶 La cerveza, con tapa; y las inversiones, sencillas
Invertir en empresas que repartían dividendos parecía un buen sistema para intentar alcanzar el f*ck you money.
Sin embargo, con el paso de los años, y según ganaba experiencia, terminé encontrándome varios problemas:
1. Para hacer las cosas bien, tenía que invertir muchas horas (demasiadas) analizando empresas. Y aún así el margen de error era enorme: seguía siendo un mono tirando dardos.
La otra opción era creer sin cuestionar lo que leía en redes sociales e invertir en lo que el gurú de turno
recomendaba. Personalmente, seguía sin parecerme una decisión inteligente.
2. La fiscalidad tampoco era nada ventajosa, más bien al contrario.
Y, por si no fuera suficiente, había una doble imposición que, para determinadas acciones, me obligaba a tributar dos veces por lo mismo.
3. No podía desconectar.
Mi cabeza siempre estaba pensando en empresas, en compras, en ventas, en diagramas de sectores con muchos colores…
4. La rentabilidad que obtenía con mi cartera no era significativamente mejor que la de un índice. Creo que este fue el factor decisivo para bajarme de este tren.
Horas y horas estudiando empresas, ¿para qué? ¿Para ganarle un 1 o un 2% al S&P 500 en un año bueno y para perderle un 1 o un 2% en uno malo?
Era completamente ridículo. El sobreesfuerzo y el estrés no me salían a cuenta.
Y yo soy un tío tranquilo.
No me gusta pasar el día obsesionado con cotizaciones y gráficas.
Sí me gusta sentarme frente al mar y ver cómo el sol se refleja en el agua mientras bebo una 1906 con la Sra. Nudista.
Así que terminé haciendo lo que hoy en día
hacen cada vez más inversores: mandé a tomar por culo la mayor parte de mi cartera y me indexé.
Piensa que esto es fácil hoy pero hace unos años los fondos indexados y los ETFs no eran tan accesibles. Había pocos, los buenos tenían desembolsos mínimos elevados y los que eran accesibles eran difíciles de contratar.
La gestión pasiva no era popular: era una movida muy friqui.
Y bueno, esto nos lleva al presente.
💰 Show me the money: ¿dónde tengo mi pasta hoy en día?
Pues mira… Grosso modo, la mayor parte de mi cartera está invertida de forma pasiva en índices.
La verdad es que el tema es largo y da para una newsletter entera. En mi membresía, de hecho, lo explico con pelos y señales.
A modo de resumen (o de spoiler, según se mire) te diré que mi patrimonio se reparte entre:
1. Varios fondos indexados y un
par de fondos patrios (Baelo y Numantia).
2. Bitcoin, por supuesto. Al principio era escéptico (y crítico). Ya no. Esto no va de tener
razón, sino de ganar dinero.
3. Fuera de los mercados financieros tengo algunos activos inmobiliarios que, de momento, no
me generan rentabilidad. En el futuro sí lo harán. De hecho, son una pieza clave en mis planes. Pero esta es otra larga historia que también contaré en una futura newsletter.
4. A parte de todo esto, cada mes destino una parte de mis ahorros a crear/colaborar/invertir
en negocios online que puedan convertirse en mi vía rápida hacia el f*ck you money.
De hecho, mi propia membresía es, en sí misma, un poderoso activo digital. Hace poco, un tipo que sabe mucho de este tema me dijo cuál podría ser su valor de exit y se me cayó la picha al suelo.
De locos.
Si te soy sincero, aunque cada vez
le veo más color a la inversión en bolsa, tengo clarísimo que la verdadera libertad financiera pasa por emprender, montar proyectos, hacer cosas… Llámalo como quieras.
Ahí es donde está el dinero.
La bolsa solo es un complemento. Una ayuda. Un soporte.
Pero la responsabilidad de hacerte rico debe recaer sobre tu propio trabajo, no sobre el trabajo de otros.
Y bueno, que me voy.
Nos vemos el próximo lunes. O el siguiente.
Fuerte abrazo,
Nudista Investor.
P.D. Superados los 17.000 suscriptores con casi un 60% de aperturas, por si quieres patrocinar esta bonita historia de amor.
|
|
|
|
|